Programa
Programa de formación y actualización en psicoanálisis (4to. semestre)
La propuesta se orienta a la
puesta al trabajo de aquellas nociones términos y conceptos que fundamentan y
formalizan el lugar del fantasma en la estructura
En el primer módulo partiremos de
los textos freudianos a la luz de la lectura que ha realizado Lacan con el
propósito de ubicar la genealogía que hizo posible la elaboración lógica del
fantasma, abordaje que realizaremos en el segundo módulo de este programa.
El punto de inflexión freudiano consistió en el forjamiento
de un campo inédito, el de una práctica clínica que se soporta de un saber
inaccesible que, en tanto tal, condiciona al ser hablante. Desde sus primeros
planteos es posible leer en Freud la aspiración a delinear unas coordenadas que
hagan del inconsciente, sistema. Con lo cual el planteo del creador del
psicoanálisis apuesta a, y lo logra, trascender lo puramente fenoménico.
Esta perspectiva queda
redoblada en la enseñanza de Jacques Lacan debido al hecho, epistémico, de
encontrarse inmerso en un momento histórico que se encuentra dominado por la
perspectiva estructural. Lacan tomará entonces a la estructura como uno de los puntos
axiales de su “retorno a Freud”, o sea que se embarca en la lectura y reformulación
del planteo freudiano para volver a situarlo sobre la subversión que determina.
En este contexto el concepto
de fantasma resulta ilustrativo. Habiendo partido del concepto de fantasía en
Freud, esencialmente la fantasía inconsciente, encontramos a Lacan delineando
el marco del campo fantasmático del sujeto. Se trata de un terreno donde se juega
tanto la economía libidinal del sujeto como su vínculo al deseo como deseo del
Otro, y a partir de allí podrá ir entramando en ese tejido a la satisfacción de
la pulsión. En este sentido resulta ilustrativa la afirmación lacaniana que
sostiene que, en el fantasma, el sujeto goza de desear.
Un movimiento sobre este
concepto resulta esencial: es el pasaje de su pluralidad al fantasma
fundamental, puntapié inicial para llevar al fantasma a nivel de una escritura
que, en tanto tal, entrama una gramática y una lógica. Al mismo tiempo, pero a
la inversa, Lacan pasa de la singularidad a la pluralización del Nombre de
Padre, cuestión que nos interroga en cuanto al vínculo íntimo entre el fantasma
y el Nombre del Padre.