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Pareja y familia: abordajes clínicos desde el psicoanálisis
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Stella Rivadero
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4 Encuentros
El objetivo de la propuesta del curso es avanzar desde el campo del psicoanálisis en el abordaje de parejas y familias. En la medida en dos o más sujetos que sostienen entre sí una relación y una ligazón íntima que incluye el deseo y el goce, consideramos necesaria la investigación de su especificidad.
Cuando la consulta de pareja y familia tiene lugar, se puede leer que en la mayoría de los casos se han configurado en el seno de estas relaciones, “mitos familiares” que encapsulan pactos secretos, los cuales paradójicamente no dejan de desplegarse en el devenir cotidiano, se despliegan y actúan tanto más, en tanto está amordazado su decir: el silencio renegatorio, la especularidad y las pasiones desenfrenadas son algunas de sus manifestaciones clínicas.
En este marco también afloran las peculiaridades del “encuentro amoroso”. Para la mujer y para el hombre, las relaciones al deseo, al goce y al amor son diferentes; partiendo de esta diferencia es desde donde podemos afirmar que no hay encuentro biunívoco entre aquéllos que se dicen hombres y aquéllas que se dicen mujeres.
Encuentro que más bien podríamos situar en el terreno del desencuentro.El problema es cuando el desencuentro es causa de miseria neurótica como le gustaba decir al maestro Freud; pero el analista puede operar, para trocar esa miseria en infortunio corriente. ¿Che Vuoi? ¿Qué quiere, qué me quiere?, ¿qué quiere el otro de mí?, es la pregunta que subyace en cada ocasión, reproduciéndose la pregunta inicial dirigida al Otro primordial desde donde se constituye primariamente la subjetividad del ser parlante.
La interrogación fundante del sujeto en tanto deseante (campo de la neurosis) consiste en preguntarle al Otro por su falta. Frente a la opacidad de no saber qué quiere el Otro, el sujeto se va a proponer como objeto amable en el fantasma, intentando suturar la falta en el Otro -en el mejor de los casos- ya que no siempre es posible localizar que al Otro algo le hace falta. Aunque en muchas ocasiones un sujeto pueda advertir que al partenaire algo le falta, aparecen las dudas del amor y del deseo de si él le hace falta. Dicho interrogante se pondrá en juego a lo largo de toda su vida, no sólo en el encuentro amoroso sino también en cualquier encuentro con su prójimo.
Todas y cada una de las historias que hacen a nuestra vida, están cruzadas por la razón y la sinrazón, la fortuna o el infortunio de un encuentro. A todas y al puerto que arriben, las gobierna el temor o el deseo de un desencuentro. El enamoramiento y el amor se van gestando en relación al objeto a que el propio sujeto fue, poco, mucho, mejor o peor para el Otro como causa. En el armado fantasmático el hombre se ofrece donando lo que tiene al precio de que él no es, en tanto ella se ofrece como semblante siéndolo por no tenerlo. El amor aspira al Uno de la fusión, incluso se atreve a soñar con la santidad y la completud.
En relación con las temáticas antedichas, se desplegarán a través del Seminario cuáles son las operatorias psíquicas necesarias para sexuarse varón o mujer. Al formar una familia se suele imaginar que se van a subsanar las heridas sufridas en la infancia, a causa del malestar entre los padres, las heridas provenientes de la dificultades en el ejercicio de la función materna y paterna, funciones siempre fallidas pero con distinto grado de consecuencias sobre el sujeto.
En tanto un analista no intervenga, lamentablemente, lo que estaba escrito obliga imperiosamente a la nueva pareja o familia a caer en lo que Freud llamaba la cara demoníaca de la repetición. Sus intervenciones apuntarán a hacer caer los goces mortíferos.
A pesar de que para un psicoanalista “puro y duro” este trabajo con Familia y Pareja pueda parecer no ortodoxo, creemos que no sólo es pertinente sino, sobre todas las cosas, exquisitamente analítico, el intento de evitar la repetición; que la nueva pareja y familia no devengan un calco de la familia que se padeció en la infancia.
Es también la presencia del analista y su deseo de trabajar con Pareja y Familia, el que podrá hacer que la historia se reescriba y que la letra devenga otra letra por su reescritura.
Nuestra bitácora es la articulación conceptual de las nociones que nos legaran Freud y Lacan en el dispositivo de Pareja y Familia y la posición del analista en el mismo. A lo largo del recorrido, se irán enhebrando diversas preguntas y posibles respuestas que recorren textos clínicos, textos literarios y films, que causaron nuestro deseo y transferencia de trabajo.
La posición femenina o masculina no está garantizada de entrada biológicamente, el sujeto comienza a tejer su posición sexuada en la urdimbre entre el Complejo de Edipo y el Complejo de Castración, posición que será rectificada o ratificada luego de la irrupción puberal de los caracteres sexuales secundarios y del tránsito por el tiempo de la adolescencia. Al declinar dicho período, etapa que no siempre coincide con un tiempo cronológico, época teñida de turbulencias y tempestades, no sólo hormonales sino de reacomodamiento de los tres registros Real, Simbólico e Imaginario, momento de novedosas legitimaciones, de asunción de una nueva vestimenta imaginaria para ese cuerpo que adquiere otra presentación, el sujeto se encuentra identificado o no con los emblemas de su posición sexuada.
Emblemas e insignias que se pondrán a jugar en el encuentro con un partenaire. El encuentro amoroso enmarca un espacio de entrecruzamiento entre el deseo y el amor; en consecuencia está supeditado a que allí se dibujen y desdibujen síntomas, inhibiciones y angustias. El encuentro enmascara la posibilidad del desencuentro. Después del luminoso e ilusorio tiempo del enamoramiento en una pareja, cuando empiezan a caer los velos, el semejante aparece con toda su alteridad, con su Real en juego, con su Simbólico y con su Imaginario, y ahí aparecen las diferencias que comienzan a obstaculizar la relación, la que nunca se permanece en el estado de fascinación amorosa perpetua. Llegado un tiempo prudencial, siempre aparece en la figura del partenaire el semejante, que también es ocasión de un goce que por estructura no entra en el metabolismo del amor, a menos que el sujeto pueda encontrar un nuevo canal de amor que vele esa diferencia radical.
Costo
Curso
$ 900.00