¿Por qué la angustia?

Podríamos haber elegido otro ordenador lógico para referirnos a la experiencia analitica, sobran ejemplos de que nos servimos de otros en la direccion de la cura, el sintoma, las formaciones del inconsciente, los sueños, etc. Pero en esta ocasion veremos que indistintamente todos tienen un punto en comun, en determinados momentos son todos interceptados por el afecto de la angustia.

La angustia ha sido referencia clinica del psicoanalisis desde el inicio de la práctica freudiana hasta ser considerada por Jacques Lacan posteriormente en su enseñanza como brújula en la direccion de la cura. 

Aun hoy nos preguntamos por su función en la epoca cuando señala entonces la presencia de algúna relacion a la verdad de goce del sujeto, en esta epoca en la cual se escabulle o es directamente taponada su emergencia por los objetos que el mercado ofrece como soluciones de turno.

Le sumamos pues a la angustia este afecto tan característico, el compañero de baile de la “experiencia analitica” teniendo en cuenta que es casi un oxímoron, poder amalgamar la palabra “experiencia” y “analisis” señalando ese encuentro dispar un real al que trataremos de ceñir, apuntar a lo que se pierde, ese resto que opera como causa de la transmisión en este caso de lo que la experiencia analitica enseña.

Es en los historiales freudianos que podremos encontrar esta acepción por momentos de la angustia del lado del analista, de sus yerros y aciertos, que llevan a Lacan a conceptualizar entre otras cosas el deseo del analista como operador en la cura y la importancia de la relacion de objeto en el manejo de la transferencia.