La Perturbación (de) Guattari: Segunda Aproximación

La idea es continuar perturbando y perturbándonos, tal como preguntaba en el argumento anterior que vamos a continuar: “Reinventar los conceptos, pero ¿hasta qué punto? ¿hasta que lleguen a ser nada?”. Volverlos inútiles, pero a cambio darles cierta utilidad. 

Dado que estos términos que iremos introduciendo, hacen ensamble pero no un todo, no hacen conjunto cerrado, intentaremos alguna comprensión transitoria, un flash, que como el relámpago permite ver por unos instantes. Verdadero artefacto y al mismo tiempo notable: los términos se articulan, pero “mal-funcionan” y aun así funcionan. Y es así dado su carácter proteiforme y polifónico. Entonces deberemos hacer pie en la inestabilidad permanente del psicoanálisis -será necesario aclarar, qué alcance se dará a esta nominación- que condena todo intento de unificarlo y darle substancia al fracaso, aunque se lo disimule bajo el ejercicio de un poder socialmente aceptado. Quizás debamos distinguir lo inconsciente del método psicoanalítico. (Acaso el invento de Freud pase por el método, pero no por el inconsciente, bien podríamos aseverar que Freud es una formación del inconsciente...) 

Trazaremos estas cartografías (esquizo)analíticas intentando sostener sus contradicciones con las nociones ya establecidas por el psicoanálisis en su encuentro con los textos de Deleuze y Guattari, en particular Antiedipo y Mil Mesetas pero paraestacontinuaciónagregaremos a Eduardo Kohn y su libro Cómo piensan los Bosques hacia una antropología más allá de lo humano. Nos serviremos de la semiología de S. Pierce: Símbolos, iconos e índices para armar nuestro propio monstruo- artefacto- quimérico. Haremos conexión con Philippe Descola y su noción de lo abiótico viviente... 

Esta deriva nos conducirá desde el puerto sólido de la razón hacia una suerte de estado líquido cercano a un pensamiento animista en el que no creemos, pero que no dejamos de constatar (sobre todo en la “clínica”).